Aleteo

Muda y gris, atrás de tus ojos y
de todos los mundos que
recorren tu cartílago
Los símbolos cristalinos de miles de viudas
derretidas como esperma
Muda y gris, con la vista en el azul profundo y
sacro de mi océano; el rictus inerte de la
sequedad del cadáver de los siglos
El agrio sopor de nuestras bocas inclinadas
al abismo
Tu lengua y la mía, como mil lagunas violáceas
con miles de tentáculos vibrando hasta las
orbitas de Saturno
Muda y gris, libélula carnívora, opaca como
tumbas y cuencas vacías
turbia como las aguas estancadas
de la memoria
Muda y gris, extraviada en el recuerdo
infantil de aquellas manos que subían por
las piernas, allí donde se pierde el centro
del espacio
el universo
Tu pelo cayendo suavemente entre los dedos
y los ojos abiertos, bien abiertos, pero muda
Allí, muda y triste, sobre los vidrios rotos
de un poema
ese primer encuentro con el verso que se agita
en el pubis
esa primera mano que se yergue hasta inflamarnos
muda y gris, siempre muda
sangrante
lista para huir