La muerte

Sí, hay algunas cosas que quiero hacer antes de morir, porque irremediablemente pensar en la muerte me calma, pero también entro en pánico. ¿Hice lo suficiente para despedirme y no sentir culpa de haber hecho más? Haber amado más, soñado más, concretado más, reído, llorado, esperado, entregado. Siento que nunca estaré conforme con lo que he sido capaz de hacer; ¿quién podría sentirse completamente seguro de haber completado toda su lista de sueños y deberes?
Ayer soñé que moría, pero era un sueño vívido; imaginé el escenario de mi muerte, y pensé si te importaría, si existiría algún tipo de pequeño duelo, después pensé en lo que dejaría, y por un ínfimo segundo simplemente me olvidé de todo lo que dejaba y me centré en ese segundo de mi muerte, donde estaría tendida con el rostro pálido y las manos frías, los ojos entelados y el rictus irreconocible; me sentí en paz, y sentirme en paz con esa puesta en escena realmente me heló la sangre y sufrí por estar despierta y vacía.
Hay cosas que necesito hacer antes de morir, y quizá la que más me molesta dejar pendiente es no haber conectado profundamente con alguien, y es iluso, lo sé, es tan jodidamente absurdo como pensar en la muerte en medio de la vida. Parece que todo es absurdo si lo piensas detenidamente y no te esfuerzas por encajar en ningún puto lugar; no encajar es la clave secreta para despertar un día sin tener más expectativa que cerrar los ojos y desvanecerse en la nada.
No quería sentirme vacía ni un minuto más, por eso pensé que, si me levantaba de mi silla y hacía algo correcto, sería morir sin atarme a nada, nunca más, porque tenderme en la cama y sentir que en el otro extremo hay alguien que respira y vibra al mismo compás y con las mismas notas que lo hago yo, es un desafío casi mortal, entonces porqué esperar que las cosas pasen y me arrastren a un mar embravecido.
Quería estar en silencio, y dormir eternidades sin sentir nada, vibrar en el vacío contundente de lo no palpable, subir lentamente hasta no saber nada de mi pasado, hasta que se hayan extinguido las huellas de una herida que está sangrando siempre y que me arrastra constantemente a lo profundo.
Estoy cansada, eso es todo. Se me cierran los ojos, porque no he dormido en décadas; me he mantenido despierta hasta doblarme en todas direcciones. No duermo, porque espero que en medio de la noche pase algo a lo que asirme hasta que mis sueños con la muerte dejen de estallar entre mis ojos.