Maternidad Subversiva

Hoy me apareció un recuerdo en Facebook, sobre un artículo publicado en www.eldinamo.cl : “La maternidad es una cárcel; el padre es libre pero la madre no”, que explicaba a grandes rasgos el pensamiento de la escritora y activista por los derechos femeninos en Oriente Medio, Nawal El Saadawi. El artículo es muy breve, pero tiene un par de citas bastante controversiales y de alto calibre: “Las mujeres terminan por oprimirse a sí mismas… Necesitamos ser conscientes de la opresión de la cultura, la política, la religión y la maternidad”. Hace un año cuando compartí la publicación en mi perfil, el título del texto me hizo escarbar en mi propia maternidad; la maternidad de amigas, conocidas o incluso desconocidas, ¿estábamos todas ahí, en esa discusión sobre la mutilación que provoca maternar en esta sociedad? La verdad es, que una se acostumbra a la vida que “eligió”, porque es más fácil seguir echando tierra sobre el montoncito que tenemos, que empezar a escarbar en algo que nos molesta mirar.
Nawal El Saadawi, nació en Egipto en 1931; fue genitalmente mutilada a la edad de 6 años, a los 10 fue ofrecida en matrimonio, pero afortunadamente su madre se opuso; quedó huérfana a temprana edad y permaneció al cuidado de una de sus abuelas hasta cumplir la mayoría de edad. Desde muy pequeña se interesó por los derechos de las mujeres musulmanas, en especial y dedicó su vida a validar el rol de la mujer en Oriente Medio. Fue condecorada en diversas oportunidades por su aporte a la causa feminista y se dice que es una de las pioneras de la segunda ola en el feminismo; se le llamó la Simone de Beauvoir de Medio Oriente.

Después de leer un poco sobre Nawal y la larga lucha que dio en una sociedad absolutamente misógina como lo es la musulmana, donde incluso tuvo que pagar con cárcel el exponer su visión sobre la igualdad ente hombres y mujeres en su país y en todo Medio Oriente, me quedé con la sensación de que independiente de que nuestra sociedad parece ser menos estricta acerca de los derechos de las mujeres, seguimos manteniendo un rol inactivo en mejorar la vida de quienes han decidido o a las que les ha tocado ser madres.
En Chile ha aumentado de manera significativa el porcentaje de familias monoparentales, que están conformadas en su mayoría por una jefa de hogar y uno o más hijos. Según la encuesta Casen, en los últimos 25 años el número de mujeres jefas de hogar se ha triplicado alcanzando un 39,4%, así mismo señala que los hogares con jefatura de hogar femenina suelen enfrentar mayores niveles de vulnerabilidad económica en comparación a los masculinos.
Según el estudio “Monoparentalidades electivas en Chile: Emergencias, tensiones y perspectivas (Irene Salvo Agoglia y Herminia Gonzálvez Torralba, Universidad Alberto Hurtado): “Históricamente, el ejercicio de la maternidad se ha dibujado como un mandato asociado a la condición de sujeción en que el sistema patriarcal ha situado a las mujeres, definiendo sus identidades y subjetividades, en una compleja relación en la que el cumplimiento de dicho mandato provee, inclusive, de una base de reconocimiento, inclusión y estatus social. Además, este mandato social ha debido cumplirse desde ciertas condiciones definidas por el matrimonio heterosexual, la sexualidad asociada a la procreación y el estrecho vínculo entre el ejercicio de la maternidad con la institución familiar. Frente a ello, los aportes de la crítica feminista han sido centrales en abrir la reflexión en torno al fenómeno de la maternidad y en el cuestionamiento de su naturaleza atemporal y universal que la asocian con la esencia identitaria femenina”

Por otro lado, pero pendiente del mismo hilo, el número de padres que deciden no cumplir su rol tanto emocional, como económico con sus hijos, es un tema tan normalizado que a nadie le parece extraño que tantas mujeres tengan que enfrentar el complejo rol maternal sola; es básicamente parte de la idiosincrasia de nuestra sociedad el que los hombres se hagan a un lado y finalmente la mujer se vea enfrentada a suplir todos los roles. Sólo hablando en el caso particular de las deudas por pensión alimenticia, el 84% de las pensiones se encuentran adeudadas, lo que nos da una visión absolutamente desoladora. Recientemente, y ante el retiro del 10% de los fondos de pensión, el número de solicitantes para retención de dicho monto llegó a más de 160 mil a causa de pensiones impagas.
Después de leer el artículo de El Dinamo me enfrenté a mi propia maternidad; porque ser madre fue una decisión absolutamente consciente y deseada, pero que se ha enfrentado a ese lado menos favorable, teniendo que cumplir todos los roles y más. Ser madre, en una sociedad en la que no existen políticas públicas que nos den el piso necesario para dar una vida digna a nuestros hijos, y sobre todo, devolvernos el rol de mujeres activas y valoradas, es como escalar una montaña sin tener los implementos necesarios. Si una mujer decide ser madre; porque sí, debe ser una decisión, no una imposición social, es necesario que enfrentemos este enorme elefante en medio de la habitación, que es la falta de seguridad y oportunidades, sobre todo, porque somos más vulnerables económicamente, y no es en absoluto por falta de aptitudes, si no porque en el diario vivir nos enfrentamos a temas como: el cuidado de los hijos, la vivienda, educación, bajos sueldos, estigma, etc.

No quiero traspasar el vicio de una maternidad maltratada a mis hijas, quiero que ellas decidan ser mujeres en el rol que ellas decidan, sin presiones y sin imposiciones, pero quiero que ellas tengan la opción, y que esa opción no les resulte un sacrificio, y tampoco les quite la libertad de desarrollarse en cualquier ámbito, por la falta de un estado que proteja a los niñxs y las madres; un estado que les ofrezca un respaldo, y que no sufran el miedo a ser madres y quedar solas, como muchas antes que ellas, como nosotras.